micro cuento...album viejo


Esta es la historia de una mujer que encontré en un álbum de fotos viejas en aquel cuarto lleno de chácharas, lleno de polvo, lleno de telarañas, de mucha nostalgia, el papel tapiz que forraba el cuarto se caía a pedazos, y yo llegué ahí por una búsqueda de respuestas, de poder encontrar entre tanta soledad, un mundo de vivencias, en un lugar frío donde un poco de calor pudiera cobijarme aunque sea solo instante, y me ayudara a discernir, a elegir, algo que de verdad hiciera que me comprometiera conmigo misma.. Y así fue, entre tantas cosas, encontré un álbum viejo de fotos, de esos que tienen música en su interior si les das cuerda... Cuando lo abrí pude ver una mujer, y sus recuerdos, mujer con un hombre, mujer en la playa, mujer sonriendo, mujer con amigos, mujer triste, mujer y boda, mujer en la naturaleza, mujer embarazada, y la misma mujer en diferentes facetas, comencé a hojear al álbum y me di cuenta que no solo eran fotos, eran vivencias en secuencia, una historia de amor que se contaba de ella y aquel hombre apuesto, un pastel, una familia, un millón de recuerdos que me hicieron crear mil y un historias, pero la que me interesaba era la de ella, quien cuidadosamente había guardado y acomodado las fotos con tanto amor, para que algún día, creo yo, pudiera compartirlas con alguien y contar su vida... y así continúe viendo las fotos, mirando el recuerdo y trasladandolo a mi propia vivencia, a mi propia vida, me resultó muy difícil poder identificarme en muchos aspectos porque aún no he vivido muchas cosas de las que vi en aquel álbum, pero creo que podría ser lindo tener una historia así, aunque las fotos no contaban un desenlace, dejaban abierta la posibilidad de cualquier final, pues solo se veía a un bebé en la última página de aquel álbum, no hubieron más fotos, ese era el fin, yo pude haber imaginado muchas cosas, y sin embargo un silencio me invadió después de haber visto ese álbum, lo cerré... me quedé sentada en el piso donde lo encontré y me pregunté muchas cosas sobre lo que hacía de mi vida, pero sobre todo lo que he hecho en estos 22 años, diversas respuestas vinieron a mi mente en forma de recuerdos y me di cuenta que apenas es un fragmento de vida lo que llevo a comparación de la mujer de las fotos, y que en ciertas ocasiones me he precipitado en tomar decisiones que en este momento de alguna forma han influido de sobre manera en cada una de mis acciones.... en este instante surgió un monólogo interior, que tenía que ver con la forma en que quiero forjar mi destino, y en cómo es que lo he ido viviendo, la verdad el monólogo me asustó, pues fue duro saberme tan frágil y tan volátil al mismo tiempo, el monólogo era este: yo ya no tengo voz ni plegarias que pedir al mismo cielo, me he quedado seca de buscar respuestas, he tratado de buscar un cuerpo nuevo, una sangre distinta, tomar con manos nuevas los días que aún faltan por transcurrir, pero sigo aquí remitiéndome al más diminuto pensamiento y a tomar las decisiones más apresuradas... renuncio a las respuestas en el viento, a la locura desmedida del deseo, a las palabras que más que decirme alguna respuesta callan, a las cosas que construí con cimientos inquietos... cambio... y cambio era la palabra que se quedó penetrante en mi cabeza, así que me levanté y me llevé el álbum que había encontrado, ese álbum amarillo y tan bien cuidado era el de mi madre, su historia, su vida... y así caminé rumbo a la vida, rumbo a libertad, rumbo al destino, rumbo a mi entorno, rumbo a la fe, rumbo a la muerte....

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