ella que no dormía. Y el día que durmió

sabía que algún día…
de esos que suenas las alarmas de los locales por la noche, entrarías tú, por la puerta de atrás… apenas susurrando un saludo, tocando el lóbulo derecho de aquella mujer… que de hacía ya tiempo, dejaba la puerta abierta….

sintió la presencia, pero no dibujó una sonrisa, siguió su camino como si sólo una ráfaga de viento le hubiera hecho cosquillas, no era nada, dijo, y tomó su taza de té, y se fue al cuarto…

En el fondo, ella sabía de presencias, las podía percibir sobre todo por la madrugada cuando el insomnio platicaba con ella de las paradojas que suelen suceder sobre todo con los gatos, que se dicen libres, y siempre regresan a casa, ella, se consideraba algo así…

De pronto insomnio se enojó, pues llegó alguien, y no le dijo nada a ella, sólo se fue, ella cayó sobre la cama y regó el té, sus piernas temblaban como si esa presencia le tocara los muslos, y quisiera devorarla entera, suponía que era el cansancio de no dormir durante ya unos meses, pero era él… eras tú…. queriendo meterse entre sus muslos y hacer que su cadera sintiera el peso de la espera…

Ella se dio cuenta cuando por los labios, le vomitaste palabras… de esas que solías acomodar de tal forma que pudiese caer… y las comió… se entregó al sueño, se entregó a ti…

Y con insomnio molesto, el sueño sólo le pudo decir " te quiero"…

En la mañana ella, despertó mojada, pues el té se había regado… y ella descansado al fin de meses de espera…




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