no es de amor que te hablo, es de dolor.

y otra vez respondo al llamado callado que nunca pides.
Viendo entre las letras asomarse al trozo de niño que siempre haz llevado contigo, 
Como un deja vu, regresan las palabras que alguna vez te había escrito, pero al mismo se van, se desdibuja tu silueta…aún conservo el aroma de la idealización, de la fundición de fragmentos construyendo una superficie casi plana, casi con volumen, casi, casi. 
Asomando tu cabeza entre mis pensamientos, también se asoma tu aliento…y ese tacto que tuviste al ocupar los mismos y gastados pretextos pero que lograron sentirse bien aquella noche…
Hoy leo en tu boca un sabor amargo, y al mismo tiempo tan dulce, que no llego a notar diferencia más que en tus dichos y versos… en ellos se asoma una sorpresa de encuentros y desencuentros, de algo gustoso pero que es muy fácil olvidar.
Escucho algunas notas y me recuerdan a ti, pero al mismo tiempo invitan a olvidarte… noto como al final eres importante, y como la vida siempre se vuelca hacia donde no había volteado, y te da una bofetada en silencio… ahora mismo imagino tus pasos, tu andar en las calles, en el espacio que siempre llenas, pero que luego se vacía, estancias efímeras… que a veces quieres que perduren por mayor tiempo… estancias con un poco más de quedarse, y al mismo tiempo huyes, me dices adiós…te digo adiós…
Escribo de ti, y de mi, y al mismo tiempo de nada, de nadie… no tiene porque haber personajes ejerciendo con alevosía,  resultaría ventajoso y egocéntrico. 
Se habla de todo y de nada, de la cama llena y de la cama vacía, de las caricias, de los besos, del sexo, del ron, del tabaco, pero no de amor….
Se habla de una inspiración pasajera, de un tránsito como aquellos de tiempo atrás, de lo mismo, siempre de lo mismo pero con más adornos y más vacío, pero siempre es eso.. aquello, y por ello que está funcionando el internet, o porque las parejas siempre discuten… por un vestido más lindo, porque tus labios pudieran ser más amables, al igual que tu tacto, al igual que tu forma…
Pero nada puede cambiar, porque todo ya está dicho, y escrito, tu mesa y la mía, aún siendo tan parecidas, las llenan los mismos vacíos, pero sin nombre…
Y de repente, el olvido una vez más, y el dolor, porque al final siempre duele, en un sentido literal, y mayúsculo… duele la distancia, duele el aroma, y duele el recuerdo, porque siempre se le acerca al olvido…

Porque mis codos esperarán que sean un espejo de los míos, pero de forma distinta, porque al final YO soy la frívola y dura,
porque al final nunca soy yo
y porque al final nunca estás tú….


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