Rastros de todos los rostros.

Recuerdo que  las aves y la música prevalecieron en este instante, quería quedarme con algunos objetos, el apego me caracteriza, cuando algo me es familiar quisiera tenerlo en ese baúl donde guardo las cosas más hermosas de la vida. 

Recuerdo haber encontrado su aroma tallado en madera, bordado en tela, como tatuado en mi piel. Guardo una cajita hecha de ramas de árboles, los instantes, mis instantes, aún llovía cuando tocabas el arpa y las aves se escabullían al momento en que abrías la ventana. No suelo hablar de ello con extraños, ya lo sabes, pero es que mi tacto no pudo negarse a encontrarte una vez más ahí. 

Recuerdo, que todo se configuraba de tal forma que podría hablarte de olor y de ti, pero ellos guardaban secretos, eso que tu y yo guardamos hace tiempo, y que hoy solo podemos conservar en la memoria.

Recuérdame, vendarte los ojos un día por la noche, si es que nos volvemos a encontrar y quizás ahí podamos olvidarnos de ese olvido que aún sigue ahí, porque al final, sé que sabrás, que con cada objeto te estaré susurrando al oído que te extraño, que te olvido, que te siento, y que tal vez te pondré otro nombre, otro rostro, serás un reflejo distinto.

Aves, flores, peces, risas, enojos, y todo aquello que pasaba por mis manos también pasaba por mi lengua, y aquí por estas todas y sin razones, te sigo escribiendo, tal vez como una especie de llamado para que permanezcas intacto… permanezcas TU, y sin embargo, YO sin ti.






Comments

Popular Posts