casi.

no quiero cometer el mismo error de siempre… esa obsesión con los finales de las pasiones, pero el gesto siempre es amable, aunque un minuto te insulte, regresan los segundos y otra vez te quiero, te siento.

Te leo como siempre, impactada la cantidad de vida ahí, donde has habitado, y sin querer he sido inquilina, descubriendo que la correcta forma es pensar que nunca me pensaste y que ninguno de esos pormenores en las historias tenga que ver conmigo.

Obsesionada queriendo entender una y otra vez los adioses que me has dicho de mil formas, me intento sumergir cada noche, cada mañana en una palabra que me diga si de verdad tuve aunque sea un mínimo rincón de aquel lugar profundo… una ciudad donde nadie repite instantes, un lugar donde las musa se quitan el vestido, y se van por la mañana en taxi, un lugar solitario, pero lleno de tanto….tantas.

En la parte inferior de tu pelvis descubrí mariposas con aleteos indescriptibles, aunque rápidos, esos instantes  permanecieron a base de mordidas en mi espalda, penetrando con tus labios la bondad de encontrarnos entre tantos, y después de tanto.

No puedo evitar dejar de pensar en el tatuaje, en los tatuajes, en tu aroma y el aliento desalineado con el que duermes, la fatiga después de tanto de tanto, y sin embargo siempre nada.

Hoy ya no lloro, pero sigue en mi esa lejanía, ese juego en el que aposté, iniciando, renunciando, mordiendo, hurgando, y al final, como siempre tu grosero adiós, apostando por un olvido, por un mañana sin pasado, y un presente inexistente, lleno de hostilidad, y de poca familiaridad, nuca fuimos más que el deshielo de la montaña que llevaba por nombre un susurro al cielo, y un canto al infierno.

Ya no quiero buscarte en las paredes, ni en mi piel, quiero de verdad ser nada en tu vida, pero eso no me sirve, pues lo fui desde el principio…

Quiero no seguir queriendo, quiero tener un látigo angustiante con cual pudiese lastimarte, llenarte de llagas, y hacerte que jamás vuelvas al mar, dejarte en la arena, muriendo, muriendo… dejando el silencio marcado en las huellas de tu dolor…

Pero no puedo ni siquiera mirar tu foto, porque estoy ahí, en ti, porque no te he dejado, no te he podido soltar a pesar de los años… a pesar de no tener nada de ti, de no ser de ti.

Me cuentan los días, las interminables horas tu futuro, tu presente, tu magia, y pese a lo tan bello que me rodea, tu monstruosidad me sigue generando cosquillas interminables, porque no eres tú, soy yo, aferrada al "dark side" y tú, al tequila, al vodka, al mar…


Evitando decir adiós, como siempre… con puntos suspensivos, en el aire, dejando una posible posibilidad.

casi inexistente, casi existente, casi….





fushamaríadelasoledad.



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