lastimosidad.

Aún recuero como arrojaste las botellas por la ventana con tal entusiasmo y peculiaridad, sin la más mínima importancia de herir el paso de un ebrio en la madrugada, lo hiciste no sólo una vez, varias veces. Lo peor, es que aún así no me di cuenta de ti y tu tanta lastimosidad. 

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